LOS INVITO A REALIZAR UN RECORRIDO POR LA VIDA Y LA OBRA DE ESTE PRESTIGIOSO AUTOR TEATRAL...
miércoles, 28 de diciembre de 2011
LA DAMA DEL ALBA (fragmento del acto tercero)
martes, 27 de diciembre de 2011
LA DAMA DEL ALBA (fragmento)
Abuelo: Mírame a los ojos y atrévete a decir que no me conoces. ¿Recuerdas el día que explotó el grisú en la mina? También yo estaba allí, con el derrumbe sobre el pecho y el humo agrio en la garganta. Creíste que había llegado mi hora y te acercaste demasiado. ¡Cuando, al fin, entró el aire limpio, ya había visto tu cara pálida y había sentido tus manos de hielo! Peregrina (Serenamente.): Lo esperaba. Los que me han visto una vez no me olvidan nunca… Abuelo: ¿A qué aguardas ahora?, ¿Quiéres que grite tu nombre por el pueblo para que te persigan los mastines y las piedras? Peregrina: No lo harás. Sería inútil. Abuelo: Creíste que podías engañarme, ¿eh? Soy ya muy viejo, y he pensado mucho en ti. Peregrina: No seas orgulloso, abuelo. El perro no piensa y me conoció antes que tú. (Se oye una campanada en el reloj.
La dama del alba (fragmento)
LA DAMA DEL ALBA (fragmento del primer acto)
ACTO PRIMERO
En un lugar de las Asturias de España. Sin tiempo. Planta baja de una casa de labranza que trasluce limpio bienestar. Sólida arquitectura de piedra encalada y maderas nobles. Al fondo, amplio porton y ventana sobre el campo. A la derecha, arranque de escalera que conduce a las habitaciones altas, y en primer término del mismo lado salida al corral. A la izquierda, entrada a la cocina, y en primer término la gran chimenea de leña ornada en lejas y vasares1 con lozas campesinas y el rebrillo rojo y ocre de los cobres. Apoyada en la pared de fondo, una guadaña. Rústicos muebles de nogal y un viejo reloj de pared. Sobre el suelo, gruesas esteras de soga. Es de noche. Luz de quinqué.
(LA MADRE, el ABUELO y los nietos, ANDRÉS, DORINA y FALÍN2 terminan de cenar. TELVA3 , vieja criada, atiende a la mesa.)
ABUELO.— (Partiendo el pan) Todavía está caliente la hogaza. Huele a ginesta4 en flor.
TELVA.— Ginesta y sarmiento seco; no hay leña mejor para caldear el horno. ¿Y qué me dice de ese color de oro? Es el último candeal de la solana.
ABUELO.— La harina es buena, pero tú la ayudas. Tienes unas manos pensadas por Dios para hacer pan.
TELVA.—¿Y las hojuelas de azucar? ¿Y la torrija de huevo?5 Por el invierno bien que le gusta mojada en vino caliente. (Mira a la MADRE, que está de codos en la mesa, como ausente.) ¿No va a cenar nada, mi ama?
MADRE.— Nada.
(TELVA suspira resignada. Pone leche en las escudillas de los niños.)
FALÍN.— ¿Puedo migar6 sopas en la leche?
ANDRÉS.— Y yo ¿puedo traer el gato a comer conmigo en la mesa?
DORINA.— El sitio del gato es la cocina. Siempre tiene las patas sucias de ceniza.
ANDRÉS.— ¿Y a ti quién te mete? El gato es mio.
DORINA.— Pero el mantel lo lavo yo.
ABUELO.— Hazle caso a tu hermana.
ANDRÉS.— ¿Por qué? Soy mayor que ella.
ABUELO.— Pero ella es mujer.
ANDRÉS.— ¡Siempre igual! Al gato le gusta comer en la mesa y no dejan; a mi me gusta comer en el suelo y tampoco.
TELVA.— Cuándo seas mayor mandarás en tu casa, galán6bis.
ANDRÉS.— Sí, sí; todos los años dices lo mismo.
FALÍN.— ¿Cuándo somo mayores, abuelo?
ABUELO.— Pronto. Cuando sepáis leer y escribir.
ANDRÉS.— Pero si no nos mandan a la escuela no aprenderemos nunca.
ABUELO.— (A la MADRE.) Los niños tienen razón. Son ya crecidos. Deben ir a la escuela.
MADRE.— (Como una obsesión.) ¡No irán! Para ir a la escuela hay que pasar el río… No quiero que mis hijos se acerquen al río.
DORINA.— Todos los otros van. Y las chicas también. ¿Por qué no podemos nosotros pasar el río?
MADRE.— Ójala nadie de esta casa se hubiera acercado a él.
TELVA.— Basta; de esas cosas no se habla. (A DORINA, mientras recoge las escudillas.) ¿No querías hacer una torta de maíz? El horno ya se estará enfriando.
ANDRÉS.— (Levantándose, gozoso de hacer algo.) Lo pondremos al rojo otra vez. ¡Yo te ayudo!
FALÍN.— ¡Y yo!
DORINA.— ¿Puedo ponerle un poco de miel encima?
TELVA.— Y abajo una hoja de higuera para que no se pegue al rescoldo. Tienes que ir aprendiendo. Pronto serás mujer… y eres la única de la casa. (Sale con ellos hacia la cocina.)
(MADRE y ABUELO)
ABUELO.— No debieras hablar de eso delante de los pequelos. Están respirando siempre un aire de angustia que no los deja vivir.
MADRE.— Era su hermana. No quiero que la olviden.
ABUELO.— Pero ellos necesitan correr alsol y reír a gritos. Un niño que está quieto no es un niño.
MADRE.— Por lo menos a mi lado están seguros.
ABUELO.— No tengas miedo; la desgracia no se repite nunca en el mismo sitio. No pienses más.
MADRE.— ¿Haces tú otra cosa? Aunque no la nombres , yo sé en que estás pensando cuando te quedas horas en silencio, y se te apaga el cigarro en la boca.
ABUELO.— ¿De que vale mirar atrás? Lo que pasó, pasó y la vida sigue. Tienes una casa que debe volver a ser feliz como antes.
MADRE.— Antes era fácil ser feliz. estaba aquí Angélica; y donde ella ponía la mano todo era alegría.
ABUELO.— Te quedan los otros tres. Piensa en ellos.
MADRE.— Hoy no puedo pensar más que en Angélica; es su día. Fue una noche como ésta. Hace cuatro años.
ABUELO.— Cuatro años ya…
(Pensativo se sienta a liar un cigarrillo junto al fuego. Entra del corral el mozo del molino, sonriente, con una rosa que, al salir, se pone en la oreja.)
QUICO.— Buena noche de luna para viajar. Ya está ensillada la yegua.
MADRE.— (Levanta la cabeza.) ¿Ensillada? ¿Quién te lo mandó?
ABUELO.— Yo.
MADRE.— ¿Y a ti, quién?
ABUELO.— Martín7 quiere subir a la braña8 a apartar él mismo los novillos para la feria.
MADRE.— ¿Tenía que ser precisamente hoy? Una noche como ésta bien podría quedarse en casa.
ABUELO.— La feria es mañana.
MADRE.— (Como una queja.) Si él lo prefiere así, bien está.
- vasar, anaquel. Término propio de la región de Murcia.
- Rafaelín con la forma abreviada y la terminación diminutiva corrientes en Asturias.
- Forma reducida y familiar de Etelvina en Asturias.
- hiniesta, retama. “Ginesta” aunque el Dicc. Acad. no indica nada, es la castellanización del asturiano “xinesta”.
- Las primeras son los “feisuelos”; las segundas las “turrexas” en Asturias.
- Desmenuzar el pan en migas y también echarlas en un líquido.
- La elección de este nombre por Casona no parece casual. “Martín significa por antonomasia herrero, pues era el apelativo que se aplicaba a los hombres de este oficio.”
- En Asturias y Santander, “Pasto de verano, que po lo común está en la falda de algún montecillo donde hay agua y prado.”
viernes, 5 de agosto de 2011
miércoles, 3 de agosto de 2011
Enlace a la obra teatral
martes, 2 de agosto de 2011
Argumento
Estreno en Madrid
Casi disicietea años después, tras el exilia, la obra se estrena en Es España el 23 de abril de 1962 en el Teatro de las Bellas Artes de Madrid con dirección de José Tamayo Rivas y escenografía de Emilio Burgos. El elenco estaba integrado por:
Antonio Vico... el abuelo
Milagros Leal... Telva
Ana María Noé...a madre
Asunción Sancho...la peregrina
Completaban el elenco: Julieta Serrano, Gemma Cuervos, Rafael Arcos y Majo del Mar,entre otros
La comedia obtuvo un gran suceso en Europa fue traducida en 12 lenguas y llevada al cine y a la televisión.
Artículos publicados en 1964 con motivo del estreno de La dama del alba en Madrid
"Tengo nombre de mujer" El personaje de la peregrina en La dama del alba por Joaquín Juan Penalva
Diario ABC de Madrid del 24 de abril de1962 con el estreno de La dama del alba
La frase
Estreno en Buenos Aires
LA DAMA DEL ALBA
Empezamos el recorrido con esta obra porque además de ser una de las más exitosas y emblemáticas, considerada unánimemente por la crítica su obra más lograda y paradigma del teatro poético de Casona, el mismo autor la consideraba la mejor de las suyas. Es una semblanza plena de lirismo de su Asturias y de su Besullo natal que añoraba y que llevaba tan profundamente acendrada en su corazón durante su largo exilio en América.
Retrata de una manera tan vívida su terruño, que al lector o al espectador le da la impresión de estar ahí. Desfilan paisajes de ensueño, la niebla que lo envuelve todo y le da un aspecto casi irreal, la afición de su pueblo por los viejos romances españoles, su gente, sus costumbres, su folklore, la tradicional popular fiesta de la noche de San Juan alrededor de la fogata con sus bailes y canto, sus leyendas y supersticiones, sus costumbres y vocablos regionales, todo impregnado por una la belleza, la poesía y la nostalgia de la evocación.
LA FRASE
sin saberlo" Alejandro Casona en La dama del
Alba
domingo, 31 de julio de 2011
TRAS LOS PAISAJES DE LA DAMA DEL ALBA
lunes, 25 de julio de 2011
SIEMPRE LA MITAD: Una evocación de quien conociera a Alejandro Casona
SIEMPRE LA MITAD
un cuento de Lauro Campos *- ¿Cómo? ¿Por qué decís eso?
- Equivocadamente – dije con tristeza.
- ¿Qué dices?
- Que están equivocados. Que es un disparate pensar siquiera… que él era franquista.
Y ella había hablado. Personalmente había ido a la embajada y había preguntado. Escribió una nota que firmó y dejó allí. Poco tardó en llegar la respuesta: Apretó los labios para no gritar de odio y rencor, pero no pudo evitar que se le saltaran las lágrimas de los ojos. El texto decía claramente:
- Ella era una de las mejores actrices rioplatenses. No me perdía obra teatral interpretada
“- ¿Le gusta actuar? Estudie. Estudie mucho. Yo, antes de debutar haciendo una mucamita que sólo cruzaba la escena con una bandeja en la mano, he estudiado muchísimo, ¿sabe? Cómo caminar, cómo sentarme y, fundamentalmente, cómo decir. ¿Llega su voz a la última platea sin que tenga necesidad de gritar? Cuando llegue naturalmente, estará preparado para actuar. Y cuando eso ocurra, venga a verme a Buenos Aires.”
De pronto, tras ella, apareció un hombre algo, delgado, de fina barba blanca y abundante cabello canoso, de elegantes maneras y marcado acento español.
Ella, entonces me dijo: “- ¿Conoce a don Alejandro, el autor de la obra?”
Sintiendo que me estallaba el corazón por la emoción incontrolada dije: “- He leído todas sus obras.”
Él me extendió la mano y me la estrechó mientras ella explicaba: “- Le decía que, si quiere ser actor, debe estudiar mucho, ¿no es cierto, don Alejandro?”
Él, haciendo un guiño, se acercó a mi cara con pícara expresión y me susurró casi al oído: “- Mira: Si quieres actuar, tú te subes… y ya está. ¿De acuerdo?”
… ¿Entendés?. ¿Entendés ahora mi indignación cuando sólo se cuenta una parte de la verdad, cuando se hace sólo una parte de la justicia? Nunca voy a olvidar las palabras de aquel dramaturgo republicano, creador del realismo poético en el teatro de habla hispana que, exiliado durante la guerra civil llegó a ser un sabio. Voy a contarte algo que no sé si sabés. Antes del exilio él ya había ganado en su país el premio Lope de Vega, nada menos, con su ópera prima, una belleza de obra teatral poética y trágica al mismo tiempo. La gran actriz catalana amiga de García Lorca, que como todos saben era republicana, le estrenó esta comedia cuando él era aún muy joven. Y fue en su tierra, protegido por esa figura que no tenía nada de fascista, que tuvo su primer éxito. Después, es claro, obligado al exilio, siguió su carrera en México y en Cuba. Recaló finalmente en Buenos Aires donde cada obra que estrenaba se convertía en un suceso. Cada parte de su vida fue parte de la verdad. Y él, próximo a partir a la otra vida, necesitó de su Asturias, de tu Asturias. ¿Entendés ahora por qué ustedes, los de esta generación, conocen la mitad de la verdad? ¿Podés entender por qué, siempre, sea cual fuere la ideología, siempre se contará… la mitad de la verdad?
La prestigiosa actriz Luisa Vehil